Explotación en Rappi: lo obvio que todos los argentinos ignoran
¿Qué es lo que oculta una de las empresas más exitosas de Argentina detrás de palabras dulces y publicidad engañosa? ¿Por qué los argentinos decidimos ignorar algo que está justo delante de nuestros ojos diariamente? ¿Cuál es la realidad de los llamados “Rappitenderos”?
Ainara Pol y Ramiro Spadafore - 2019
Es común que, mientras se camina por las calles de Microcentro, se vea a jóvenes subidos a una bicicleta cargando una gran caja con el nombre de alguna empresa de delivery, tales como Glovo, Pedidos Ya o Rappi. Sin embargo, la mayoría de los argentinos no sabe cuál es la realidad que viven esos ciudadanos que pedalean por horas para llevar algo de dinero en el bolsillo. Esta investigación se concentrará en Rappi y su relación con los llamados “rappitenderos”, empleados en negro que la empresa llama “socios” y a los que se les vende este trabajo explotador como el sueño de cada argentino.
Rappi es una empresa proveniente de Colombia que se encuentra en funcionamiento desde 2015. Su forma de operar es simple: un usuario de la plataforma pide comida a un restaurante, un empleado de Rappi va a buscarla y la entrega al domicilio en el menor tiempo posible, lo cual hace alusión a su slogan “entregas a domicilio en minutos”. Sin embargo, ¿qué es lo que sucede en el camino entre la búsqueda del pedido y la entrega? ¿Qué es lo que el usuario de la plataforma no ve y no conoce sobre esos minutos clave en los que su comida es entregada?
“Este trabajo es una buena opción si la otra es cagarte de hambre”, cuenta Gonzalo Ursino, un rappitendero que forma parte de la empresa desde el año pasado. A sus 31 años, el joven argentino recibido de ingeniero en la Universidad de Buenos Aires ve a Rappi como su única opción en estos difíciles momentos económicos. Además de pasar horas repartiendo pedidos, Gonzalo también trabaja en un bar los fines de semana porque las ganancias de Rappi no son suficientes para cubrir sus necesidades básicas.
Calcula que gana entre $600 y $700 por día, en el que está unas ocho horas conectado a la plataforma esperando por algún llamado. Sin embargo, la mayoría del tiempo está sentado en su bicicleta frente al Recoleta Mall, saludando a sus compañeros y mirando su celular a la espera de algún pedido.
Como Gonzalo, hay más de 15.000 jóvenes en la misma situación. Estas personas trabajan en negro, no tienen seguro de vida y ganan mucho menos que el salario mínimo argentino. Sin embargo, sobreviven el día a día pedaleando por las calles de Buenos Aires sin descanso, con el peso de la caja sobre sus hombros.
Entonces ¿cuáles son los principales problemas que presenta Rappi? y ¿por qué no hay nada que regule este tipo de trabajo? El principal problema es el incumplimiento de la Ley de Contrato de Trabajo. La abogada Eliana Paz afirma que Rappi se encuentra en una relación laboral encubierta con todos sus empleados. Esto se debe a que, desde el primer momento en el que una persona entra a trabajar como rappitendero, la empresa los obliga a facturar como monotributistas y a realizar ese trámite en un lapso de 14 días hábiles para que la aplicación no se les bloquee.
Debido a esto, la empresa se desliga de sus obligaciones como empleadora y deja a los rappitenderos a su propia suerte. No tienen un salario fijo, vacaciones ni ART, y están lo más lejos posible de ser “socios”, que es lo que promete Rappi en su publicidad (engañosa). El contador Sergio Pol explicó que, si esto último fuese cierto, el empleado firmaría un contrato de socio con la empresa y compartiría las ganancias con ella, lo cual no sucede, sino que ganan mucho menos de lo que ingresa a la plataforma por el doble de esfuerzo. Aun sabiendo que hay un total incumplimiento de la Ley 20744, la Secretaría de Trabajo todavía no encuentra una solución a esta situación y no dan respuestas al respecto.
En cuanto a la seguridad de cada empleado, Rappi no les proporciona ningún tipo de protección de su parte. Si cada rappitendero quiere viajar seguro, debe sacar dinero de su bolsillo y comprar su propio casco, rodilleras, entre otros elementos. Como la mayoría de las personas no tienen los recursos necesarios para comprar ese tipo de protección, realizan su trabajo completamente desprotegidos.
De esta manera, si sucede algún accidente vil es muy posible que el trabajador sufra consecuencias, pero, por más que proteste, la empresa nunca se hará cargo de cubrir esos daños. En abril de 2018, un joven llamado Ramiro Cayola falleció luego de ser atropellado por un camión mientras cumplía su trabajo como rappitendero y la compañía no emitió ninguna respuesta respecto al accidente.
De todas maneras, los problemas no terminan solo aquí, sino que siguen apareciendo detrás de un gran espiral de mentiras y engaños. En la publicidad se trata a los empleados como “socios” de Rappi, pero ¿cuánto dinero gana un rappitendero a comparación de la empresa?
Partiendo de la base de que cada empleado que ingresa a trabajar a esta plataforma debe pagar $500 por la caja obligatoria de trabajo. Esto, multiplicado por la cantidad de personas que están registradas en Rappi Argentina (15.000) se puede llegar a la conclusión de que la empresa ya cuenta con 7.5 millones de pesos en sus manos.
Luego, los empleadores recomiendan a los nuevos ingresantes que realicen el trámite del monotributo por una compañía llamada Gestorando, la cual cobra $600 por la realización del trámite y $200 por el mantenimiento. Esto último no es una obligación y no hay pruebas de que ambas empresas mantengan un convenio entre ellas. Pero, en conclusión, un rappitendero ya pierde $1100 al comienzo de su trabajo, los cuales podrá ganar nuevamente luego de 12 horas o más repartiendo pedidos.
Como Rappi ya posee en sus manos más de 7.5 millones de pesos, se esperaría que sus “socios” ganasen casi lo mismo por mes. Por supuesto, esto es imposible ya que cada rappitendero gana entre $40 y $100 por pedido sin contar la propina (la cual es inexistente la mayoría de las veces). Cada persona que trabaja para esta empresa debería realizar una jornada de 12 horas diarias para llegar apenas al salario mínimo en Argentina, el cual es de $20.000. La relación desigual en la que se encuentran ambos lados se ve claramente.
“A veces es una miseria lo que cobro por pedido”, comentó Héctor Ferrer, un joven venezolano que trabaja en Rappi hace más de un año. Sin embargo, él no ve problemas en la plataforma y afirma que “es un trabajo que recomiendo solo a quienes se quieren esforzar”. En la vereda contraria, sus compañeros no coinciden mucho en esta visión positiva del empleo. La mayoría afirma haber tenido problemas con los pedidos, ya sea porque el restaurante esté cerrado aunque aparezca como abierto en la plataforma, también es habitual que la aplicación mande viajes imposibles de kilómetros de distancia o no se les borra una deuda cuando ya la han abonado, etc.
Rappi soluciona los problemas o la “resistencia laboral” de una manera bastante fácil: bloquea a los usuarios de la plataforma. Es así como los empleados deben perder tiempo de su jornada de empleo para dirigirse a alguna oficina de Rappi y esperar a ser atendidos para que se les desbloquee la aplicación y seguir con su trabajo. “La oficina es un quilombo la mayoría de las veces porque todos solemos tener problemas”, cuenta Gonzalo Ursino, que ya tiene bastante experiencia en cuanto a las fallas de la aplicación.
Al observar diversos perfiles de rappitenderos, se pueden destacar diferentes aspectos y entender por qué algunos eligen este tipo de empleo. La gran mayoría son extranjeros que escaparon de la situación económica y social de su país (por ejemplo, de Venezuela, en donde los problemas políticos se van agrandando cada vez más) y agradecen a Rappi por haberles dado la oportunidad de quedarse en Argentina y vivir lejos de la realidad de su país nativo. “Se me hace imposible criticar a la empresa, aunque tenga problemas”, cuenta Manuel Linderos, un colombiano que empezó a trabajar en Rappi hace aproximadamente 8 meses a través de recomendaciones de sus amigos; “es la única vía de trabajo medianamente rentable”, afirma.
Por otro lado, están los argentinos afectados por la crisis económica que no tienen otra opción más que buscar un empleo como Rappi, el cual no pide experiencia o requisitos específicos. Para entrar a la empresa, tan solo deben asistir a una charla y abonar los elementos requeridos para cumplir con la labor. Es por eso que ven este trabajo como una vía accesible para sobrevivir la crisis. Sin embargo, no es la realidad que ellos elegirían como primera opción.
“Sé que la forma de actuar de la empresa es rara y que la paga no es buena, pero en mi situación prefiero no cuestionarme nada”, comenta Joaquín Villar, un argentino de 24 años que entró a Rappi en 2018 luego de que la crisis empezó a afectar a su familia. “El pago no cumple mis expectativas y nadie nos paga el tiempo que perdemos por culpa de la tardanza del local”, dijo Marianela Cespi, argentina y rappitendera desde hace 10 meses.
Estos aspectos tienen como resultado el hecho de que los rappitenderos no trabajen en un lugar seguro y tengan que esclavizarse para poder comer algo diariamente (aún con el fallo 810/821 en vigencia). Fue así como nació el Sindicato APP (Asociación de Personal de Plataformas), que se encarga de representar a empleados de todo tipo de aplicaciones tales como Rappi, Uber, Glovo, etc. Lo que plantea es protestar en contra de la explotación de estas empresas, no para que las cierren por completo, sino para que se mejoren las condiciones laborales de tal manera que puedan tener un trabajo seguro y estable.
Fue en 2018 que nació este sindicato y, gracias a una protesta realizada el mismo año en Villa Crespo, APP logró que reincorporaran a un grupo de trabajadores de Rappi que habían sido bloqueados de la plataforma injustamente. Sin embargo, el camino que esta agrupación tiene por recorrer todavía es bastante extenso debido a que cada empresa falla en diferentes nociones legales.
Con todos estos aspectos explicados y analizados, se pueden ver los diferentes problemas que presenta Rappi. Entonces, si el funcionamiento de la empresa es totalmente ilegal y lo único que hacen es explotar a trabajadores, ¿por qué sigue operando en frente de las narices de los argentinos y cada día con más pedidos que el anterior?
La respuesta es fácil: Rappi es un negocio que no se detendrá si los clientes siguen utilizando la plataforma y si la Secretaría de Trabajo sigue sin regularlo. Es un ciclo sin fin que nadie planea parar, en el que ciudadanos con necesidades económicas buscan una solución fácil y, de esa manera, siguen dándole dinero a la empresa para que siga funcionando.
Es así como cada rappitendero debe pedalear por horas, con el clima que sea, hacia donde la aplicación lo mande para así poder sobrevivir el mes y la crisis económica. Mientras tanto, sus “socios” se llenan los bolsillos de dinero debido al esfuerzo inhumano de sus empleados. Hay una gran ambición de parte de los dueños de Rappi que es lo que da poder a este ciclo infinito, una ambición que no les permite ver más allá de la ganancia y que hace que ignoren todo tipo de respuestas respecto a la explotación.
De esta manera, el sueño del trabajo propio y en blanco es totalmente aplastado por las nuevas corporaciones que están rodeando Argentina en momentos económicos difíciles. Estos trabajos se abusan completamente de la necesidad de las personas al decirles que van a divertirse y ser “sus propios dueños” pero, al final del día, está totalmente alejado de eso.